miércoles, 16 de enero de 2013

Los músicos son algunas de las personas más persistentes, y valientes sobre la faz de la tierra. Se enfrentan al rechazo diariamente, cuando las demás personas lo enfrentan pocas veces en su vida. Cada día, se enfrentan al reto financiero de vivir un estilo de vida independiente, a la falta de respeto de las personas que piensan que deberían conseguir un trabajo real, y su propio miedo de que nunca van a trabajar nuevamente. Todos los días, tienen que pasar por alto la posibilidad de que la visión a la que han dedicado su vida sea una quimera. Con cada nota, se exigen a si mismos, emocionalmente y físicamente, poniéndose en riesgo de la crítica y el juicio. Con cada año que pasa, muchos de ellos ven como las personas de su edad concretan los hitos predecibles de la vida normal - el coche, la familia, la casa, los chicos. ¿Por qué? Por que los músicos y los cantantes están dispuestos a dar su vida entera a un momento - a una melodía, una letra, un acorde, o a esa interpretación que moverá el alma del espectador. Los músicos son seres que han probado el néctar de la vida en ese momento de cristal en el que derraman su espíritu creativo tocando el corazón de otro. En ese instante, están lo más cerca posible de la magia, de Dios y de la perfección como nadie jamás podría estar. Y en sus propios corazones, saben que dedicarse a ese momento vale mil vidas.

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