sábado, 14 de mayo de 2011

Ayer subiendo al colectivo me crucé con tu padre, y me quede helado... es increíble la genética, por un segundo pensé que eras vos. Eras igual a tu padre, La diferencia es que ahora el tiene mirada triste, pero se que es temporal. No porque más adelante te olvide, si no que podrá curar su herida de apoco. Vi su dolor cuando el trayecto pasaba por lugares en los que estuviste, su expresión llego a mi corazón, sin embargo no tuve el valor de hablarle y contarle mi historia desde que te conocí. Me hubiese encantado hacerlo. En un momento el me vio e intento reconocerme, creo que sabia quien era, al igual que yo sabia quien era el. Es un buen hombre, como tu familia una buenas personas. El dolor que tienen no se lo merecen, y lo que te paso tampoco. Te extraño bastante, compartimos buenos momentos juntos y quedaron cosas pendientes. Ayer creo que estabas cerca, así lo sentí al menos. Ellos nunca sabrán de este escrito, va dedicado a ellos. No hace falta nombres, las palabras lo dicen todo. Algún día nos volveremos a ver y haremos duelo de batería juntos, lo sé.




Por suerte me siento bien ahora, puede escribir lo que sentía

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