martes, 20 de noviembre de 2012

Siempre tuve fobia a las calculadoras, si, algo tan simple y que facilita el día a día a cada verdulero o alumno en matemáticas. Pero sucede que en 1993 ocurrió algo terrible. Mientras jugaba en la calle, encontré una bolsa llena de útiles rotos, lapiceras bic sin tinta, liquidpaper gastado, entre ellas una calculadora violeta, con una marca desconocida, impronunciable, creo que era alemana.
  Al encenderla, apreté el botón "8", el cual quedo trabado, lo que lleno la pequeña pantalla llena de ochos(o sea 888888888888888888888888) a tal punto que los ochos rompieron un costado de la calculadora, donde empezaron a caer al suelo,si los numero caían al suelo. La textura de un ocho es entre plástico y papel, pero con olor a madera, pero esto es imposible de explicar es como decir "el conejo tiene gusto a pollo, pero más parecido a la vaca".
 El problema es cuando lo lleve a casa y empezó a llenar la casa de números. Tuvimos que llamar a un fumigador de números. El profesional hizo muchas restas para que de cero y desaparecieron todos los números.
  Se olvidó de uno que quedo bajo mi almohada, aun lo tengo guardado, eso es un recordatorio de mi miedo. Desde aquel día, jamás toque una calculadora. Fuera de mi por favor.

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